Por: MSc. Maida Luisa Almaguer Mojena

En la provincia Granma la tradición y cultura se entrelazan con la producción del café, un cultivo que no solo ha sido fundamental para la economía local, sino también dejando una huella indeleble en la identidad cultural de sus habitantes. Desde las montañas de la Sierra Maestra, donde se cultiva uno de los cafés más aromáticos del mundo, hasta las casas de los campesinos que lo producen y consumen, el café se convierte en un símbolo de resistencia y orgullo.
La producción de café en Granma se remonta a siglos atrás, cuando los colonizadores españoles introdujeron este cultivo a la isla. Con el paso del tiempo, el café se transformó en un producto esencial para la vida diaria de los cubanos. En Granma las fincas cafetaleras son parte del paisaje y de la economía local. Las familias que trabajan en estas tierras han mantenido vivas las técnicas tradicionales de cultivo y cosecha, transmitiendo conocimientos de generación en generación. Este legado cultural no solo incluye la producción del café, sino también rituales y costumbres que giran en torno a su consumo.
El café en Granma no es solo una bebida; es un elemento central en la vida social y familiar. La preparación del café es un acto casi ceremonial. Las familias se reúnen para disfrutar de una taza de café recién hecho, a menudo acompañado de dulces tradicionales como el “café con leche” o el “cortadito”. Este ritual diario fortalece los lazos familiares y comunitarios, convirtiéndose en un momento de encuentro y conversación. En palabras de poeta cubano José Martí: “El café es un arte que se hace con amor”. Esta frase resume en cada sorbo que se comparte en las casas de Granma.
El amor por el café también se refleja en la música cubana, la canción “café” de Compay Segundo es un ejemplo perfecto de como este grano ha inspirado a los artistas cubanos. En ella, el autor evoca la calidez y el sabor del café, convirtiéndolo en un símbolo de la vida cotidiana. Fragmentos como “café, café, que me despierta” nos recuerda el papel revitalizante que juega esta bebida en la rutina diaria.
Además, el café ha sido una fuente de inspiración para poetas y escritores cubanos. En el poema “Café” del poeta granmense Manuel del Cabral, se expresa la conexión emocional que muchos cubanos sienten hacia esta bebida: “En cada sorbo hay un recuerdo, en cada aroma, una historia”. Estas palabras reflejan como el café es portador de memorias y vivencias que transcienden en el tiempo.
La preservación de las tradiciones cafetaleras en Granma también enfrenta desafíos. La modernización y globalización han cambiado las dinámicas de producción y consumo. Sin embargo, muchas comunidades están tomando medidas para proteger sus prácticas tradicionales. Proyectos de agroecología y turismo sostenible buscan mantener viva la cultura del café, promoviendo métodos de cultivo respetuosos con el medio ambiente y ofreciendo experiencias auténticas a los visitantes.
El ecoturismo ha permitido a los productores locales compartir su pasión por el café con el mundo. Los turistas pueden visitar fincas cafetaleras, participar en la cosecha y aprender sobre el proceso de producción, estas experiencias no solo benefician económicamente a las comunidades, sino que también fomentan un mayor apreció por las tradiciones culturales que rodean al café.
Preservar las tradiciones de la producción y consumo del café en Granma, es fundamental por varias razones que abarcan aspectos culturales, económicos y sociales. El café es una parte integral de la cultura cubana, y su producción en Granma está arraigada en la historia y las costumbres locales. Es fuente importante de ingresos para muchas familias, contribuyendo a su económico sostenible, fomentando el turismo rural y la venta de productos locales. Mejorando significativamente la calidad de vida de los habitantes de la región.
Además, las prácticas de cultivo del café suelen ser más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente, propiciando el uso de métodos agrícolas que protegen la biodiversidad y los ecosistemas locales, vital para la salud del planeta.
Conservar las tradiciones del café también implica educar a las nuevas generaciones sobre su importancia. Esto no solo ayuda a mantener vivas estas prácticas, sino que también crea conciencia sobre la historia y el valor cultural del café en la sociedad granmense.
El café en Granma es mucho más que una simple bebida; es un símbolo de identidad cultural y resistencia. El café Mambí en colador, que aún se consume en cazuela de güira,endulzado con miel, es muestra de tradiciones de varios siglos de existencia y es parte de la cultura culinaria granmense.
A través de la producción y consumo del café los habitantes de esta provincia mantienen viva tradiciones que han sido transmitidas a lo largo de los años. La música y la poesía reflejan esta conexión profunda con el café, convirtiéndolo en un elemento central de la vida cotidiana. A medida que se enfrentan los desafíos del mundo moderno, las comunidades de Granma continúan luchando por preservar su legado cafetalero, asegurando que las futuras generaciones puedan disfrutar no solo del sabor del café, sino también de la rica cultura que lo rodea.


