Educación y ternura

Por: Dr.C Lidia Turner Martí y Dr.C Balbina Pita Céspedes

“Que los niños no vean, no toquen, no piensen en nada que no sepan explicar” .Urgencia nos transmite Martí en este sabio consejo, que nos evidencia el valor que él le otorga al lenguaje como medio de comunicación, de aprendizaje y de desarrollo del pensamiento.

Martí que con su inigualable manera de decir nos logra expresar tan vívidamente toda la profundidad y diversidad de su pensamiento y de su vida espiritual, nos impulsa, nos alerta para que nuestros niños puedan desarrollar todo su potencial expresivo.

Los buenos maestros prestan mucha atención a que sus alumnos digan lo que piensan , sienten y les comuniquen sus inquietudes personales y las que surgen en la práctica pedagógica. Trazan como objetivos precisos que los niños sepan explicar lo que hacen , ya sea un problema matemático, un dibujo o un bello poema. Les enseñan a investigar, argumentar, narrar un hecho y a defender sus puntos de vista.

En el proceso educativo, en ningún momento podemos olvidar que el lenguaje es una etapa necesaria para la interiorización de conceptos y el desarrollo de habilidades. Urge la necesidad de que nuestros alumnos sepan explicar causas, consecuencias, lo esencial, lo que les resulta interesante o peculiar de un concepto, hecho o fenómeno.

La educación que necesitan nuestros alumnos hoy, para enfrentar los retos que conscientemente impone esta etapa marcada por el cambio, tiene que ser una educación que erradique todo tipo de formalismo, de dogmatismo, de ruptura entre pensamiento y lenguaje. Tracémonos como objetivo eliminar de nuestra práctica pedagógica el aprendizaje que tiene como único fin la memoria mecánica, donde el alumno repite sin saber una serie de palabras huecas de contenido.

Memorizar conscientemente determinados elementos es parte del saber, pero ello tiene que estar acompañado de la palabra que argumenta, que fundamenta y que demuestra la veracidad o falsedad de un hecho, la ocurrencia de un fenómeno o nuestro punto de vista personal ante un determinado acontecimiento.

Es importante destacar la necesidad de que cada niño experimente la emoción de saber explicar lo que hacemos, lo que sentimos, lo que vemos. Tengamos en cuenta que los niños también se expresan al hacer un dibujo, al participar en un juego, al cantar una canción, al escoger un pensamiento favorito, por solo citar algunos elementos. Al prestar atención a todas estas formas con que se expresan, abrimos un canal de información muy necesario en la comunicación que debe existir en la labor educativa.

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